lunes, 14 de mayo de 2007

Gracias, Vieja…

Qué mejor manera de realizarle un homenaje al fútbol si no es por intermedio de su símbolo más emblemático: la número cinco y en medio de una plaza. Es allí en el verde césped donde ella alimenta la pasión de miles de chicos que cada tarde juegan soñando, por que no, algún día ser ídolos en primera. Allí es ese recinto sagrado por los amantes de este deporte, la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) decidió celebrar su centenario con un monumento en la plaza Lavalle frente al Teatro Colón. El monolito del Centenario es obra del arquitecto Pablo Fernando Abbatángelo
Desde sus inicios el fútbol dio sus primeros pases dentro de los parques que se hacían lugar en la buenos aires que crecía con fuerza con la llegada de inmigrantes, quienes traían desde los barcos este deporte mezcla de rugby y fútbol en sus comienzos. El 20 de Junio de 1867 se jugó el primer partido de fútbol en la Argentina, en los bosques de Palermo, donde en la actualidad se encuentra el planetario de la ciudad, lugar donde existe un monolito que recuerda aquel histórico hecho. Los hermanos Thomas y James Hogg resolvieron en el mes de Mayo invitar, por intermedio de un aviso en el diario The Standard, a una reunión para propulsar la práctica del fútbol. Es así como el día 9 del mismo mes se fundó el Buenos Aires Football Club y se organizó el encuentro entre colorados y blancos: ganaron los primeros por 4 a 0, en un partido que se inició a las 12:30 y culminó 2 horas más tarde. Thomas Hogg, eufórico, pontificó que "es el mejor pasatiempo, el más fácil y el más barato para la juventud de la clase media y para el pueblo".
Homenajear al fútbol de esta manera no es nuevo. Luego que se retirara en el Real Madrid el argentino Alfredo Di Stéfano colocó en la puerta de su casa un monolito con una pelota con la inscripción que dice: “Gracias, vieja” agradeciendo todo lo que le había dado en su vida. La zaeta rubia como tanto grandes futbolistas crecieron pateando una pelota entre los árboles de una plazas esquivando pozos y tratando de parar la pelota tras un mal pique del balón. Allí, en la alfombra verde como fue bautizada por algún poeta, los chicos se divierten en uno de los espacios más libre de la ciudad. Por eso desde este blog rechazamos todo intento de cerrar las plazas con barrotes de acero y custodia celosa de que toquen el pasto ya que niegan todo espacio de libertad.


1 comentario:

Sol dijo...

Me gusta lo que están haciendo. Hay muchas imágenes y está bueno.