miércoles, 25 de abril de 2007

CUANDO EL PLACER SE VUELVE RUTINA

No hay nada más lindo cuando somos chicos que llegar al mediodía a casa y tener la comida lista sobre la mesa, después de una mañana difícil en la escuela. Pero lamentablemente para muchos es algo que queda en el recuerdo. El tiempo pasa y los hábitos se modifican. Caminar a las dos de la tarde por la plaza San Martín en retiro muestra parte del cambio. Allí varios oficinistas desparramados a lo largo y lo ancho buscan un lugar para tratar de disfrutar de un almuerzo digno.
A esa hora la plaza está lejos de ser un lugar para niños que corren por el césped y se divierten en una hamaca. Por el contrario, se convierte en una especie de restaurante gigante en el cual hay que esperar lugar porque los bancos (que saben de mesas) están repletos.
Por un lado, están quienes se traen los taper desde su casa con lo que quedó de la cena de la noche anterior, y por otro, se encuentran quienes compran en algún kiosco y se los puede ver con sus cubiertos de plásticos tratando de atrapar algún trozo de comida. También están quienes hacen dietas y prefieren una fruta, o los que comparten unos mates y así engañar el estomago. Luego de un buen almuerzo, viene una siestita corta porque el tiempo apremia y hay que volver rápido al yugo. Igual, la despedida no es por mucho tiempo, al día siguiente habrá que volver como todos los días. Ya comer se vuelve parte de la rutina diaria que aqueja a nuestras vidas













1 comentario:

Flor dijo...

Hola chicos está muy bueno el blog,en particular me gustaron mucho las persepctivas de las fotos; sobre todo la de los tres hombres alineados en los bancos con el togogán de fondo.La nota refleja el uso durante la semana por parte de los oficinistas, en contraposición al del fin de semana.Saludos.Flor.