martes, 26 de junio de 2007

ARTE EN LA PLAZA



Desde lejos puede observarse la majestuosa Flor Mecánica que se levanta sobre el césped apenas elevado de plaza Grecia en el barrio de Recoleta. La misma es una enorme escultura de metal levantada por Las Naciones Unidas, consta de seis pétalos y tiene la particularidad de permanecer abierta de día y cerrada de noche gracias a la acción solar. Fue construida por el arquitecto Eduardo Catalano en el año 2002.
Pero no todo es grato; esta enorme flor remplazo lamentablemente a una escultura que representaba a los pueblos originarios. Era la figura de un indio con una lanza parado sobre una enorme piedra. En esos momentos la plaza, al igual que el indio, era libre de rejas que coartaran cualquier tipo de libertad. Y tampoco había guardias de seguridad que te vigilaban al pasar desde una garita con vidrios polarizados.


También a unos pocos metros hay una obra que simboliza el cuidado del medio ambiente, la cual debe ser para entendedores del tema porque no tiene ninguna característica artística.






sábado, 23 de junio de 2007

sábado, 16 de junio de 2007

Gira la vida



Calesitas de antes, calesitas de ahora, con caballitos, con autitos, con dragones imaginarios, con forma de carrousel, con un piso, con dos, con naves espaciales. Un factor común de muchas plazas. Junto con el arenero con hamacas, toboganes y subibajas, el gran entretenimiento para los chicos. Una actividad típica de un fin de semana en familia.
En que consiste el juego? Objetivo: agarrar la sortija, a las tres agarradas una vuelta gratis.
La calesita, una experiencia compartida por muchos…Y vos, ¿te subiste?

lunes, 11 de junio de 2007

Una plaza con historia.

Mitos, leyendas y anécdotas rodean a muchas plazas de la ciudad. Una historia particular rodea al Parque Las Heras y que muy pocos conocen o saben de ella. En donde hoy se encuentra este gigantesco espacio verde hace menos de 50 años existía una de las cárceles más importante de la Ciudad de Buenos Aires. Allí se levantaba una penitenciaria que incluso ocupaba un área mayor a la actual plaza.
En esa cárcel fue director el padre de Roberto Petinatto quien permitió que los presos fueran llamados por su nombre, cosa que estaba prohibida. También alojaron en ese lugar al famosos asesino conocido como el “el petiso orejudo”. La penitenciaria fue en 1962 después de 130 años de vida para que allí se levante el actual parque.
En este lugar, donde hoy juegan chicos y en donde adolescentes se acercan a tomar unos mates o disfrutar del sol cada fin de semana, se inició la sublevación militar del General Juan José Valle en junio de 1956 contra el gobierno de Pedro Aramburu. El levantamiento fue derrotado y Valle no solo detenido en la cárcel que allí se levantaba sino que además fue fusilado en al autodenominada Revolución Libertadora.
En toda plaza de cualquier ciudad del país es común encontrar monumentos o plaquetas recordatorias de algún prócer o momento de la historia nacional. Esto es un uso habitual que se le dan a los parques, ya sea por la clase dirigente o alguna organización social. Lo curioso es que en el Parque Las Heras no se levanta ningún monumento a pesar de ser uno de los espacios verdes más grande que debe haber en la ciudad porteña. El único homenaje que existe es una plaqueta a la muerte del Gral Valle tras su muerte en el levantamiento de 1956. Pero esta se pierde en la inmensidad del parque y resulta inapercibida por las personas que la recorren.
Lo interesante es que allí donde en el pasado había una cárcel y levantamientos armados, hoy en el presente, se levanta una escuela primaria (donde el ultimo domingo se votó) y una iglesia. Además cada fin de semana se realizan torneos de fútbol y actividades físicas y espirituales. También existe una pista de patín y se alquilan coches eléctricos para los más chicos.













lunes, 4 de junio de 2007

ALCEN ANCLAS, QUE PARTE EL VELERO!!!

Cada domingo los amantes del yatemodelismo tienen un espacio único en el piletón “Urquiza” que está en la Plaza Rubén Darío. Allí jóvenes de diversa edad se acercan para probar sus veleros y porque no, correr una carrera.

Diferentes modelos a escala de veleros y lanchas dan miles de vueltas por la enorme pileta de la plaza que se encuentra frente a ATC. Son apasionados que no tienen muchos lugares dentro de la capital para desarrollar su pasión debido que no es una actividad muy difundida.

Si no tenes un velero pero te gustaría probar, hay un señor un poco callado que te alquila un velero para que disfrutes toda la tarde. Eso sí, anda bien preparado porque en esta época de otoño hay fuertes correntadas que pueden hacer que tu embarcación se hunda. En cambio, si no te animas a controlar uno de estos barcos podes acercarte a mirar mientras disfrutas de unos mates bajo el sol que ilumina toda la pileta venida a océano para estos fanáticos.

Muy debes en cuando organizaciones vinculadas a este hobby desarrollan carreras libres para todos aquellos que deseen participar.

La propuesta está, sólo hay que animarse a navegar por las veinte mil leguas de viaje en barco.